lunes, 8 de junio de 2009

Rompiendo Filas - Óscar Zazo (poema)

¨… y ella se lo agradeció con una mirada azul que le hizo enrojecer. Una mirada de esas por las que un hombre de los de antes era capaz de hacerse matar en el acto.
( La pasajera del San Carlos. A. Pérez-Reverte.)


¨Soldao¨ de la vieja guardia
romántico sin remedio
me vieron en el asedio
cara al viento y en vanguardia

Espada y alma en lo alto
el amor en bandolera
con su nombre en mi bandera
quise tomarla al asalto

Cuestión de acoso y derribo
poco riesgo, cosa hecha
mi montura bien pertrecha
mi corazón muy altivo

El amor curioso juego
alma serena, pie firme
antes morir que rendirme
primera línea de fuego

Quise firmar armisticio
al tenerla frente a frente
la derrota era evidente
y saber perder va de oficio

Algunos ojos de mujer
hacen saltar las alarmas
(y) tomes o depongas armas
llevas siempre las de perder

Ya caían mis defensas
sin la más mínima intención
de evitar una rendición
sin considerar la ofensa



Su sonrisa y su cabello
me dejaron indefenso
presa de un dolor intenso
mientras tocaba “a degüello”

Batiéronse en retirada
mi ilusión y mi arrogancia
con más prisa que elegancia
como tropa en desbandada

Bandera blanca hecha harapos
yo ya estaba de su lado
ya, cautivo y desarmado
y ella tocando ¨ arrebato¨

Rompo filas convencido
que en la próxima andanada
quisiera que se encontrara
en la trinchera conmigo

Enfrentar armas de mujer.
riña cruel y canalla
lucha en desigual batalla
que se termina por perder

En la guerra y en el amor
conviene mentalizarse
(que) pueden las cosas tornarse
cambiando de mal a peor.

Trueque - Omar Messón (Poema)

No me sangra la absurdidad del día

ni me conmueven las luciérnagas cojas,

ni sucumbo ante las volutas epidermis

que hacen desde el púlpito tosquedades insomnes,

que plantan sin reparos pormenores súbitos

pero comparto tranquilo la soledad del sol

y las valientes propuestas de la noche;

comparto un beso atribulado que ha rodado

desde la congestión de un labio

hasta el perfume que se posa en otro labio.

Puedo compartir el sudor de un cuerpo que resbala

por las sinuosas pasarelas del delirio

y puedo trocar –si es preciso-

una flor roja por la placidez de una sonrisa.