No debería ser tan triste,
La belleza bucólica del cielo gris,
ni el relativo brillo que la lluvia deja
en las hojas, en los tejados o en el asfalto.
No debería ser tan triste
el olor a sumisa tierra mojada,
que me transporta a otros tiempos,
ni el sonido monótono
de las gotas contra el tejado
que llega a mis oídos
como una melodía decadente
con sabor a vieja canción.
No debería ser tan triste
mi fijación distraída en la gota
que perezosamente baja
por el cristal de mi ventana,
ni tampoco, el esperar lánguidamente
a que las sombras lo invadan todo
permitiendo ya solo intuir
los tonos grises color de lluvia.
No debería ser tan triste,
pero en los días lluviosos,
los sonidos, los olores y los colores
solo me hablan de ausencias
que se bebieron mi alma.
Esos días de lluvia me hacen recordar, santiago, un coche mas bien destartalado, Alejandro zans y el hombre que siempre he querido a mi lado
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